¿Seguimos alienados?


Karl Heinrich Marx (Tréveris, Reino de Prusia; 5 de mayo de 1818-Londres, Inglaterra; 14 de marzo de 1883) fue un filósofo, economista, sociólogo,​ periodista, intelectual y militante comunista prusiano de origen judío. En su vasta e influyente obra abarca diferentes campos del pensamiento en la filosofía, la historia, la ciencia política, la sociología y la economía; aunque no limitó su trabajo solamente a la investigación, pues además incursionó en la práctica del periodismo y la política, proponiendo siempre en su pensamiento una unión entre teoría y práctica. Junto a Friedrich Engels, es el padre del socialismo científico, del comunismo moderno, del marxismo y del materialismo histórico. Sus escritos más conocidos son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con Engels), El Capital y El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte.



Las teorías de Marx sobre la sociedad, la economía y la política, que se conocen colectivamente como el marxismo, sostienen que todas las sociedades avanzan a través de la dialéctica de la lucha de clases. Fue muy crítico de la forma socioeconómica vigente de la sociedad, el capitalismo, al que llamó la "dictadura de la burguesía", afirmando que se llevaba a cabo por las acaudaladas clases dueñas de los medios de producción para su propio beneficio. Teorizó que, como en los anteriores sistemas socioeconómicos, inevitablemente se producirían tensiones internas, producidas por las leyes dialécticas, que lo llevarían a su reemplazo por un nuevo sistema a cargo de una nueva clase social, el proletariado.​ Sostuvo que la sociedad bajo el socialismo sería regida por la clase obrera en lo que llamó la "dictadura del proletariado", "Estado obrero" o "democracia obrera". Creía que el socialismo sería, a su vez, finalmente reemplazado por una sociedad sin Estado y sin clases llamada comunismo. Junto con la creencia en la inevitabilidad del socialismo y del comunismo, Marx luchó activamente por la aplicación del primero (el socialismo), argumentando que los teóricos sociales y las personas desfavorecidas debían realizar una acción revolucionaria organizada para derrocar el capitalismo y lograr un cambio socioeconómico.



Bueno, calma, tampoco quiero que este blog se convierta en un blog de política y menos en los tiempos que corren, pero me apetecía especialmente hablar sobre el concepto de alienación y los medios de producción, teniendo en cuenta evidentemente la crítica de Marx al respecto. Además, que mejor que mezclar filosofía y política el día antes de unas elecciones.

La verdad es que no tengo mucho que discutir con lo que platea Marx. En mi opinión, los empleos hoy en día siguen funcionando de manera similar. Es más, cada vez parece haber menos ganas de ir al trabajo, y siempre, en la mayoría de los casos, se ha tratado de cuestiones de supervivencia. Desde hace siglos, quizás desde que el ser humano comenzó a trabajar, fue realmente por necesidad, bien de alimentos, ropa, etc. Con el tiempo, si bien es cierto que ha incrementado el interés de muchos por sus labores profesionales, por la innovación, y simplemente por amor a su trabajo, sigue habiendo una mayoría considerable que trabajan, no solo por necesidad sino oprimidos por el sistema. Esto está evidentemente relacionado con las grandes desigualdades que envuelven al mundo moderno, y es que el sistema capitalista, no es precisamente algo que vaya a restablecer la igualdad (si es que alguna vez hubo). El capitalismo genera unas diferencias económicas impresionantes, los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres, y en esto se basa parte de la crítica de Marx al sistema capitalista.

En relación con esto, los trabajadores en mi opinión siguen estando, en cierto modo, alienados. Parece que los negocios hoy en día se basan en una cadena de trabajadores, especialmente en el ámbito industrial, donde estos, son movidos por los medios de producción y los intereses de unos pocos, dejando de lado los intereses del trabajador. Por así decirlo, la gente cada vez es más infeliz con sus trabajos, y esto lo he comprobado personalmente. En vez de apasionarse por el trabajo, se detesta, llueven quejas de todo, de los jefes, de los compañeros...de absolutamente todo. Eso sí, las críticas se reducen al ámbito privado, y, en cuanto se entra por la puerta de la oficina, fábrica,hospital, etc, el ser humano se convierte en el monigote de unos pocos, que son quienes manejan los hilos. Cada uno en su trabajo se mueve con respecto a una agenda previamente establecida por alguien en cargos superiores, que controla tu trabajo. En el momento en el que se comienza a trabajar, parece que la esencia humana desaparece, se olvida uno de que es, y comienza a obrar siguiendo las pautas marcadas, incluso olvidándose de qué es aquello que produce, simplemente se limita a hacerlo. Así, y como afirmaba Marx, el ser humano trabajador se convierte en una mercancía más, movida por los empresarios según sus disposiciones.

Es cierto que hay multitud de personas a las que les apasiona su trabajo, pero hay otras tantas que en mi opinión se sienten manipuladas. Y esta alienación, quizás tampoco se limite únicamente al ámbito laboral, sino también a los hogares de los trabajadores, sumidos en una rutina de la que no pueden escapar. Parece que en algunos casos se está esfumando la esperanza.

Marx también planteaba la alienación en el ámbito religioso. Desde mi punto de vista, la religión siempre ha controlado a la población, me atrevería a decir que igual o incluso en mayor medida que los empresarios dueños de los medios de producción.

La Iglesia siempre a sido un órgano tremendamente opresor, que ha impuesto su ideología durante siglos. Hoy en día, es cierto que ya no tiene, o no parece tener el mismo peso que hace siglos, o sin ir más lejos que a mediados del siglo pasado. Además, y de acuerdo con lo mencionado por Marx en esta parte de su filosofía, la Iglesia siempre ha obrado en función de lo que más le convenía. Ha apoyado a grandes dictaduras, cumpliendo con los intereses de unos pocos. También ha recibido siempre grandes cantidades económicas. Todo esto porque en el fondo, cubre los intereses las clases y sectores sociales dominantes, aunque como dije quizás en menor medida que hace tiempo.

Por otra parte, ha sido la Iglesia la que ha llenado nuestro mundo con creencias y nos ha obligado a creerlas. Parecía que no había otra alternativa posible. Ahora todo esto se está difuminando, o quizás ocultando. Con esto, quiero decir que la Iglesia ha tratado siempre de controlar la humanidad de una manera u otra, imponiendo sus doctrinas, lo que también ha causado la alienación de mucha personas, que quizás han seguido el camino religioso pero no precisamente por voluntad propia.

Evidentemente el concepto de revolución y lucha de clases que plantea Marx es muy complejo, y simplemente quiero hacer una brevísima reflexión sobre ello. Vuelvo a la cuestión de los trabajadores alienados en el trabajo y que critican todo al llegar a sus casas. Nada se puede lograr si uno se queda de brazos cruzados. Las mujeres no hubiesen conseguido la igualdad (relativa, pero se ha avanzado considerablemente) sin protestar, sin reivindicar su situación, sin luchar por cambiar la "concepción tradicional" del mundo. Tampoco los trabajadores industriales y en otros ámbitos hubiesen conseguido trabajar durante jornadas más cortas y en mejores condiciones de higiene y lugar de trabajo. Y como estos se podrían poner mil ejemplos. Si algo se quiere cambiar, está claro que hay que actuar. La palabra revolución es muy intensa, aunque puede que si sea necesaria hoy en día en algunos ámbitos, pues hay determinadas cosas que hay que cambiar, y cuanto antes, pero está claro que hay que desatarse de las cuerdas del sistema, dejar de ser títeres, y empezar a hablar si algo se quiere solucionar.

Fuentes de información:
Apuntes de filosofía IES Alfonso II (2ºBachiller)




Comentarios

  1. Buena entrada Lucía, pero el título tiene poco que ver con el texto...
    Saludos

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